HACE 23 AÑOS
“Las estrellas están atentas a su próximo parto señora Kiszlowska. Su bebita por nacer, tiene potencial para convertirse en una persona muy destacada en el futuro. La cuadratura en la constelación de Orión, le brinda liderazgo y carácter. Su afinidad con la estrella Antares, la dota de perseverancia y determinación. Su caída sobre la luna Europa, podría decirse que ASEGURA un futuro brillante, y lleno de oportunidades.
Le confieso, que pocas veces he realizado un seguimiento astronómico tan sorprendente como este, señora. Tiene ante usted un regalo de la vida misma. Disfrute su porvenir y el de su pequeña, pues le garantizo que estarán copiosos de bondades y alegrías”
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El comisario Enrique “El Gordo” Gutiérrez, se dispone a tomar un café con leche con su habitual bandeja de facturas. Minutos más tarde, se presentó el suboficial Benítez para saludarlo en su oficina.
¡Benítez! Que grata sorpresa. Venga, súmese que me viene bien una oreja. Estoy revisando los últimos expedientes. ¿Se acuerda del caso Torres Kieszlowska?
Ante la incredulidad de Benítez, y con la boca impregnada de azúcar impalpable por su tercera bomba de crema consecutiva, Gutiérrez comienza a contar lo que sucedió en aquel caso.
Berenice Torres Kiszlowska: una chica de 23 años, pelo rubio, delgada. Sin curvas, con la clavícula muy visible, las mejillas hundidas y ojos grises. En las fotos de ella de unos años atrás, ya se le notaba una mirada como la de un velorio. Mire usted Benítez, ¿Qué le parece?
Lo que pasó en realidad fue sencillo: sobreprotección extrema y corazón roto. Muy mala mezcla.
Marcos y Dora Kiszlowska eran sus papás. El, dueño de un cafetín del barrio de Lomas, y ella limpiaba casas a domicilio. Laburantes.
Según lo que dijeron los vecinos que interrogamos, a esta nena la explotaron mentalmente la mayor parte de su vida. La mandaron a uno de los colegios más elitistas de la ciudad por medio de una beca, porque la chica tenía talento.
Los profesores la adoraban. Era buena tocando el piano, mejor promedio del curso, y a pesar de su complexión, se destacó bastante jugando al vóley en los intercolegiales. Básicamente, el concepto de “Alumna modelo”.
Acá también está la otra cara de la moneda: estudiante destacada con casi nula vida social, atorada de clases extra curriculares, y con padres que, a ojos del barrio, se mostraban orgullosos de su nena de oro.
Es casi un cliché ¿no le parece Benítez? Si, eso pensé también
Luego de terminar el colegio, los padres la obligaron a estudiar administración de empresas. La chica directamente no tenía ni voz ni voto. Los vecinos contaron que, en vez de celebrar las cosas buenas que le sucedían a su hija, más bien parecía que alardeaban de su inversión a futuro con ella. Al parecer, los padres le decían que lo pensaron como “lo mejor para ella”.
Pobre pendeja la verdad.
Gutiérrez hace una pausa para agarrar la tortita negra rellena con dulce de leche. Luego, prosigue su relato con la boca llena de mazacote.
Pasa el tiempo, termina el segundo año de carrera, y ahí conoce a otra chica del instituto y empiezan a juntarse. Esta chica creo que se llama Romina. Si si. Romina se llama. Bueno, el caso es que esta Romina, que fue a la que interrogamos para analizar el caso, dijo que la fue sacando del cascarón, y la metió con su grupo de amigos.
Esta otra chica, empezó a hacer bromas de doble sentido con Berenice con cada vez más subidas de tono. Lo que al principio fueron risas entre ambas, desencadenó en algo más físico. Berenice se enamoró perdidamente de Romina, y estaba más que feliz de que ella fuese su primer “novia”
Hace poco, Romina declaró que Berenice decidió dejar la carrera, una vez que consiguió trabajo como recepcionista en una oficina, con la excusa de tener más tiempo para salir juntas.
Las pelotudeces que hace uno por amor, maamiita… menos mal que yo nunca me casé con mi señora. Con suerte accedí a que estemos en concubinato. Acuérdese de lo que le digo Benítez: nunca se case. Júntese a lo sumo, pero no se case.
En fin, volviendo a lo que le contaba Benítez.
El caso ocurrió el 23 de julio. A eso de las seis de la tarde, Berenice pasó a buscar por su casa a Romina, y la encontró a los besos con otro flaco en la puerta. Romina le dijo que nunca habían formalizado que eran novias, y que ella estaba con este tipo desde antes de conocerla. Según lo que declaró después, Berenice se fue llorando, según ella para su casa
Pobre piba la verdad. Ni mi ex fue tan jodida, y eso que me rompió los vidrios del auto.
A las ocho, le cayeron sus padres al departamento. Al parecer se enteraron que dejó la carrera y le recriminaron a los gritos todas las cosas que ella estuvo haciendo. A todo esto, Berenice les mentía, diciendo que estaba por meter el segundo cuatrimestre sin problemas. Todo derivó en la típica acusación de los padres: deshonra, vergüenza, desilusión, asco, todo en un griterío constante.
Acá está el punto que me llamó la atención Benítez. Esta chica Berenice grabó la conversación. Mientras los padres despotricaban todo, ella dejó el teléfono recopilando toda la pelea. No sé cómo se le ocurrió hacer eso. Está el registro de todo.
Luego de quince minutos de gritos y puteadas, se escucha en un momento el crujido de una silla, luego algo que se rompe, otros gritos más, y después la grabación termina con el llanto de ella. Termina diciendo todo. Que no podía soportar más nada, mientras puteaba y le deseaba lo peor a Romina.
Si quiere búsquelo después Benítez. Yo no lo quiero escuchar de nuevo porque me descompuse cuando lo escuché.
Un rato más tarde, según los forenses, la chica se metió en la bañera, llamó al 911, reportó un asesinato, y dio la dirección de su casa. Para cuando llegaron los oficiales, los padres estaban tirados en el comedor degollados. El padre, además, presentaba una herida en la cabeza, provocada por una taza de café rota. Sobre la mesa, estaba la cuchilla ensangrentada.
Encontraron a Berenice desmayada en la bañera completamente roja, con las muñecas cortadas, y la llevaron a emergencias, pero no llegó. Había perdido mucha sangre.
Gutiérrez hizo una pausa. Su taza de café ya fría por la charla, se la tomó de un solo saque, y luego de mirar por la ventana, se dirigió de nuevo a Benítez.
En fin Benítez, que cosa puta esto del amor. Es como un arma de doble filo ¿No le parece? Yo la verdad prefiero estar solo. Yo ya hice lo mío. Quiero disfrutar tranquilo.
¿Y usted? ¿Anda en pareja? ¡Felicitaciones! Ya era hora. Ya se sospechaba que usted era fan de los Village People en el cuartel. ¿Y como se llama la afortunada? ¿Romina también? ¡Puta che! ¡Mire que casualidad! ¿No será la misma no?